A Iván Romero Martínez, el amigo, el embajador.
"Oír o leer sin reflexionar es una ocupación inútil"—Confucio.
El Picacho, para quienes no saben o no son de Honduras, es un bello
parque nacional ubicado al extremo norte de Tegucigalpa y ha sido
afamado por poseer la mejor vista de la capital.
En fecha reciente su otro atractivo es el Cristo del Picacho, un
enorme monumento, realizado por el escultor hondureño Mario Zamora en
1997, que vigila la ciudad y que puede verse desde diferentes puntos
de Tegucigalpa.
Antes del Cristo, ya existía en El Picacho, cuyo nombre oficial es
Naciones Unidas, El Jardín Confucio, es un hermoso parque dedicado al
filósofo chino de propiedad universal, que incluye un hermoso
monumento del mismo. Aunque tanto en la vida real como en el parque,
Confucio es más viejo que Cristo, sin duda, al menos en Honduras,
Cristo es más conocido que Confucio.
Pero si hay algo en común que une a estos dos habitantes del Picacho,
es su amor por la humanidad y la filosofía del amor hacia los pueblos
del mundo. Por cierto, si alguien sabe la historia de cómo surge el
Jardín Confucio, le agradeceré me envíe la información.
Algo que me llamó mucho la atención en la alcaldía de Tainan, la
cuarta ciudad en importancia de Taiwan, es el inmenso y elegante
Confucio que lo recibe a uno en la entrada. Después de Confucio nos
atendió el alcalde de Tainan, previo a sus palabras de bienvenida se
presentó un breve documental sobre el desarrollo de esta ciudad. Y
luego el alcalde Hsu Tain-tsair dio un repaso histórico sobre Tainan.
Cuando el alcalde brindó la palabra a aquellos que quisieran hacer
preguntas o comentarios, le hice una que me inquietaba, sobre la
veneración o culto hacia el filósofo Confucio, nacido en China de
tierra firme, y si los antagonismos políticos perjudicaban las
enseñanzas del maestro y si esa filosofía confucionista ayudaba
directamente al desarrollo de Taiwan.
El alcalde no escondió la emoción que le produjo la pregunta, y se
extendió con la respuesta ejemplificando con hechos y palabras la
importancia de Confucio no sólo para la elevación espiritual de los
taiwaneses sino también para el desarrollo económico. Hizo énfasis en
la moral de los gobernantes, en la honradez que debe prevalecer en
los funcionarios de mayor y menor rango, de la dupla que es el
secreto mayor para que Taiwan tenga su llamado Milagro: el trabajo a
brazo partido de pueblo y gobierno.
No es para menos el orgullo del alcalde de Tainan pues en los
noventas cuando él tomó las riendas de esta ciudad, que
inevitablemente a un hondureño le recuerda las condiciones del río
Grande que divide a Tegucigalpa y Comayagüela, el Canal de Tainan era
más una fuente de desconcierto que un orgullo cívico. El canal hedía
de los desperdicios que se botaban allí, el agua era de color negro
intenso y se parecía más a una alcantarilla abierta.
Viniéndonos al presente y lo que pude presenciar (no se trata de
ningún cuento chino), ambos lados del canal están ahora flanqueados
por árboles y plantas en flor, la gente rema sus botes en el agua y
los amantes caminan por las veredas en la orilla. Lujosos nuevos
edificios de apartamentos exigen cuantiosas rentas debido a que el
canal se ha convertido en uno de los mejores sitios de reunión para
la gente del pueblo.
Cuando Hsu Tain-tsair fue elegido alcalde, tomó la determinación de
convertir a Tainan en el Kyoto de Taiwan, una ciudad que acuerpa la
herencia cultural y el estilo de vida moderno. Hsu logró su cometido
a través de una combinación de iniciativas. Lanzó un plan de
desarrollo urbano con el fin de crear sitios de ocio para los
ciudadanos, trabajó para conservar el medio ambiente y la vida
silvestre de Tainan, y por encima de todo, Hsu quiso colocar a Tainan
de nuevo a la luz de la publicidad.
"De entre más de 200 ciudades en ambos lados del Estrecho de Taiwan,
Tainan ha sido calificada como la Nº 2 en cuanto a entorno social, y
No. 6 por los servicios públicos", señala Hsu, oriundo de Tainan. El
también ha expresado su deseo de "mostrar el lado diferente de
Tainan, en vez de su usual imagen de tranquilidad". Bueno, no está
demás recordar que el primer Templo de Confucio de Taiwan fue
construido en Tainan en 1665.
Digamos que ese puede ser un ejemplo de lo que puede hacer un alcalde
inspirado en la filosofía confucionista, pero no lejos de allí, al
cruzar el Estrecho de Taiwan, está el coloso, la República Popular de
China. Y en fecha reciente China Popular lanzó una campaña de
educación cívica, siendo nada más ni nada menos que una iniciativa
del líder de la nación Hu Jintao. Se trata de ocho mandamientos dados
a conocer por el presidente chino con el propósito de reinspirar a
una sociedad que ha transformado a ritmo vertiginoso, los valores
éticos tradicionales de las enseñanzas confucionistas.
Los ocho mandamientos que se están dando a conocer en forma masiva en
China Popular son:
1. Ama, no dañes a tu patria.
2. Sirve a la gente, no la abandones.
3. Defiende la ciencia, no seas ignorante.
4. Trabaja duro, no seas perezoso y no odies el trabajo.
5. Mantente unido y ayuda a los otros, no te beneficies a costa de
los demás.
6. Sé honesto y digno de confianza, no busques los beneficios a costa
de tus valores.
7. Sé disciplinado y cumplidor de la ley, en lugar de caótico y sin
leyes.
8. Conoce la vida sencilla y las dificultades, no te sumes a los
lujos y los placeres.
No estoy urgiendo a los líderes hondureños, de todos los partidos, a
que imiten a Taiwan ni a China Popular, no, solamente a que lean un
poco, a que se acuerden de que tienen alma y que el poder es tan
transitorio como la vida misma, y que ni todo el poder ni todo el
dinero podrá salvarlos de convertirlos en lo que al final somos
todos: polvo.
Quizá para nosotros no ocurra, a corto plazo (aunque debemos mantener
la esperanza que a largo sí), el milagro de Taiwan, pero sí puede
suceder el Milagro de Tegucigalpa: que bajen Cristo y Confucio del
Picacho para inspirar a los po1íticos hondureños o que suban éstos al
Picacho a nutrirse alma y cerebro: a querer a su pueblo y a
inspirarse en los libros que atesoran el conocimiento humano.
Nueva York, NY, 4 noviembre 2007. Aniversario de Mamá QEPD.
robertoquesada@hotmail.com
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