
"Éste premio se lo dedico a mi Tía TINA, quien falleció trágicamente en Honduras, cuando al querer cruzarse un bulevar en la colonia Hato de en medio y el complejo vial de las Fuerzas Armadas, perdió la vida debajo de las llantas de un irresponsable conductor. A mi primo Alejandro Zelaya, por su muerte tan absurda, al chocar su bicicleta contra un bus de la ruta urbana de Tegucigalpa".
La vida del peatón es valiosa. En países avanzados como los Estados Unidos, atropellar un transeúnte y dejarle por ignorado, es una acción que se paga con cárcel.En nuestra rasgada y sufrida América Latina, la muerte de un peatón, pasa sin pena ni gloria; y la vida continua como si nunca existió el fallecido.

HONOR a QUIEN HONOR MERECE, desde este recóndito lugar en el red cibernética te felicitamos y saludamos CESAR.El cipote 007
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